Monterrey, 2 de septiembre de 2004
¿Cómo describir un día como ayer? ¿Cómo hablar del concierto de The Cure? Primero tengo que decirles, para mí verlos en concierto estaba en una lista importante, en la misma que viajar a Londres o publicar mi primer libro de poemas (bueno, quizá no en la misma que esto último). ¡¡Y llegué tarde!! Pero no nos adelantemos a los hechos.
Resulta que, si no les había comentado, mi hermana se casa en noviembre. Y a la familia de su novio se le ocurrió organizarle una despedida de soltera el mismo día del concierto, a las 5 de la tarde. Yo estaba al borde de la histeria, pero ni modo que faltara (ya saben lo que dicen: la familia es primero). Así que en la mañana nos lanzamos toda la familia a Monterrey: mi hermano y yo al concierto, mi mamá a la despedida, mi papá de acompañante.
En contraste con Victoria, donde hacía calor y un bochorno terrible, en Monterrey la temperatura era de 22° y llovía con desesperación. Llegamos tardísimo y corrimos a peinarnos, arreglarnos y demás. A continuación, la despedida (que estuvo muy agradable, por si alguien quiere saber, y donde aproveché para merendar porque la noche iba para largo). Se acabó temprano, como a las 7:40, yo juraba que íbamos a terminar como una hora más tarde.
En el instante en que salíamos comenzó llover como si el cielo se nos fuera a caer encima. Pasamos por una amiga que también venía al concierto y aprovechamos para deshacernos de la ropa formalilla y ponernos algo más cómodo (ya teníamos todo preparado). Lluvia y tráfico. Fuimos en busca del novio y de mi hermano, que ya estaban en el mismo lugar, y volamos a la Arena Monterrey. Llegamos a eso de las 8:45 PM (el concierto empezaba a las 8:00), con la firme promesa de mi hermana de que a lo mejor todavía alcanzábamos a escuchar a los teloneros. Como se imaginarán, el lugar estaba a reventar, así que mi hermano, mi amiga y yo nos bajamos mientras mi hermana y el novio iban a buscar estacionamiento. Entramos a la Arena, empapados, y mientras preguntábamos como llegar a nuestros lugares (resulta que nos dejaron en la entrada más alejada), escuché Labyrinth en la voz inconfundible. Por favor, dígame que el sonido es para ambientar. No, es él, me dijo la señorita. Es él. Claro: el resto del grupo puede desaparecer, el mundo tiene los ojos puestos en Robert Smith. No tuvieron teloneros, abrieron ellos solos.
Desesperados, corrimos a buscar nuestros lugares mientras sonaban las primeras notas de Fascination Street. Yo no podía del coraje por haber tardado tanto, por haberme perdido el inicio del concierto. Entramos por fin a la zona de las gradas y el ambiente me golpeó de lleno: la música, las luces, la gente. Nos acercamos mientras yo observaba, sobrecogida, el escenario simplísimo, lleno con la presencia del grupo, de Robert. Llegamos a nuestros lugares: estaban ocupados. Uno de los acomodadores me pidió que nos quitáramos del pasillo y le expliqué que las personas que estaban en nuestros lugares también tenían boletos. Ah sí, es que hubo un error en el sistema y hubo duplicidad de boletos. Imagínense semejante cosa, en un lugar como la multipublicitada Arena Monterrey, en un evento como este. Aquí ya no recuerdo que pasó, me desprendí de todo, no podía apartar los ojo del grupo. No podía creer que por fin estuviera ahí. Pero de pronto los muchachos que estaban en nuestros lugares desaparecieron y nos acomodamos. Y ahí estaba, cumpliendo un sueño largamente acariciado, escuchando a The Cure, viendo a The Cure. Con miles de personas que cantaban y yo cantaba y el coraje desaparecía y todo era parte de lo mismo, de la música, de la energía, de un coro enorme, de una voz (típica descripción de un concierto pero que quieren, así fue).
Después de Fascination Street vino From the edge of the deep green sea, luego The end of the world, y el público se volvía loco. Lovesong. Tocaron muchas de mis canciones favoritas, claro que con una banda de 28 años de carrera la lista no se acaba. También tocaron una canción que me sorprendió: Jupiter crash, que me encanta, pero nunca imaginé que la tocaran en el concierto.
Hubo momentos para bailar, momentos densos, música desgarrada. Robert Smith. Su coraje ante fallas (imperceptibles para nosotros, importantísimas para él) en el sonido de su guitarra. Su frustración ante una cuerda que se rompe, y termina por mandar la guitarra al demonio, la cambia por otra. Robert Smith. Y sus movimientos, el niño en el escenario, quieto ante el micrófono como si (aún) temiera al público que tiene completamente dominado. En Lullaby se anima repentinamente, juega con nosotros, se convierte en la araña que quiere devorarnos. El más mínimo de sus movimientos provoca reacciones. No necesita los bailes exagerados de tantos cantantes, ni las toneladas de parafernalia. Me encanta. Es tal como lo imaginaba. Los coros del público en Play for today. Los aplausos al ritmo hipnótico de A forest. Robert se acerca hacia el costado del escenario, y yo no puedo creer que esté tan cerca.
Simon Gallup, por su parte, en su papel de rockstar, no deja de bailar con su bajo ni un segundo. Roger, desde sus teclados, sonríe con su cara de niño. Jason, el miembro más joven de la banda, se afana en la batería (después de todo es un trabajo arduo). Y Perry trata de seguir el ritmo a Simon, pero termina por renunciar y regresa a su guitarra. El sonido es excelente y el equipo que traen, impresionante.
Me llama la atención la gente: en todo el concierto ví solamente un clon de Robert Smith, no los cientos que yo esperaba. Por donde yo estaba sentada (al lado izquierdo del escenario, en la fila G, muy buenos lugares la verdad) predominaban los jóvenes con cara de poperos, algunos adolescentes de negro, uno que otro cuarentón. Ya a la salida si me topé con muchos darks, punketos y demás, pero en general había de todo tipo de gente. Y todos muy civilizados, concentrados en lo que estábamos, nada de desmanes ni destrozos visibles. La Arena estaba casi llena, sólo distinguí algunos lugares vacíos en la parte superior.
Cuatro encores, y la intensidad no decae nunca. Casi al final, Robert dice Let's take it back as far as it can, y comienza con Three imaginary boys. Después, Grinding halt. Sabemos lo que viene: Boy's don't cry, y yo estoy que no puedo más (¿porqué rayos son tan cortas estas canciones?). Cierran con Going nowhere, mientras la Arena se ilumina con cientos de encendedores, celulares y bipers. Más de dos horas y media de un concierto increíble. Mágico.
Salimos, llueve más que nunca, la multitud se dispersa. Tardamos sorprendentemente poco en salir del estacionamiento. Vamos por mis papás, recogemos mis cosas, salimos a carretera. Me toca manejar más de la mitad del camino, bajo una lluvia que parece no acabar jamás. Todos duermen, pero yo voy escuchando The Cure in Paris, Bloodflowers, The Cure (el disco más reciente), la versión acústica del disco de éxitos que salió hace un par de años (¿o fue el año pasado?), y los coros en mi cabeza, las imágenes que ya son recuerdos. Lo dijo Mr. Robert Smith: It's been fucking excellent. Y una promesa: We'll see you soon.
Llegamos a la casa a las 5:30 de la mañana. Le envío un mensaje a mi hermana para que sepa que estamos bien, y me voy a la cama.
Mi insomnio está curado.
Editado el 5 de septiembre a las 4:24 horas. Pasé el setlist a los comentarios.
5 comentarios:
¡Nuez, claro que tocaron Lovecats! Me acordé de tí. Para los interesados, aquí está el setlist:
Lost
Plainsong
Labyrinth
Fascination street
From the edge of the deep green sea
The end of the world
Lovesong
Push
Inbetween days
Just like heaven
Jupiter crash
Pictures of you
Lullaby
Before three
alt.end
Disintegration
One hundred years
The promise
Encore 1:
m
Play for today
A forest
Encore 2:
39
Bloodflowers
Encore 3:
Close to me
The lovecats
Why can't I be you
Encore 4:
Three imaginary boys
Grinding halt
Boys don't cry
Going nowhere
¡excelente reseña!, una pena que en estos días caiga sobre Monterrey una cantidad exorbitante de agua, corrieron con suerte de no quedarse estancados a causa del agua o los accidentes que ésta provoca, algo muy común en la ciudad (lo sufrí varias veces), sin embargo The Cure bien vale una mojada (o varias ¿no?)...
p.s. comparto contigo el tener a Londres en mi "to do list"...
J@z, gracias... la verdad ese día la lluvia estuvo terrible (toda la semana en realidad) pero claro que valió la pena... aunque en el camino de regreso si nos tocó ver trailers volteados, alcances y varios accidentes.
Yo me declaré súbdita británica como a los 12 años :)
Jakob: primero estaba infartada, pero después decidí disfrutar la oportunidad de verlos en vivo (después de todo ya me había resignado a que no vinieran a México nunca más). Pero claro que hubiera querido llegar a tiempo!! Estoy leyendo las reseñas de los conciertos en México y que ganas de haber ido a todos. Otro año será.
Sección plata, que envidia :) aunque mi lugar estaba muy bien. Saludos!
Me alegro que te lo pasaras tan bien. Grandes The Cure. Yo solo los vi una vez en directo, en 1997 creo que fue, en las ventas, tocaron junto a Oasis. Una pasada. Me encantan, aunque no tenga pinta de siniestro ni nada parecido. Me gustan sus canciones.
Gracias Jean :)
Si en 1997 hubiera visto a The Cure y Oasis juntos me hubiera muerto ahí mismo. Y ya me resigné a no tener la pinta de siniestra, por más que en una época me esforzara ;)
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