Ventanas
De un tiempo para acá me imagino mis conversaciones como ventanas. No como grandes ventanales con cortinas vaporosas que dejan pasar la luz, sino como en una computadora. Me imagino que comienzo a platicar con alguien y se abre una ventana. Pero la conversación, de pronto, toma un giro inesperado y pum, se abre otra. Recordamos un libro o una película y aparece una tercera. Luego pensamos en aquella amiga de la secundaria que hace años no vemos, o me acuerdo de un chiste, de uno de los dichos de mi mamá, o veo un pájaro o un perro que camina chistoso, y las ventanas van llenando la pantalla hasta que la primera se pierde entre decenas y decenas de ventanas llenas de palabras y de risas.
(Están además, plagadas de pies de página, acotaciones, paréntesis, notas al margen; guiños al lector y francas carcajadas. Esto no se nota tanto en el msn, en un chat o el icq: es necesario compartir los gestos, el brillo en los ojos, las miradas).
Pero mis conversaciones no se salvan de mi neurosis: antes de despedirnos hay que ir cerrando, una por una, todas las ventanas, hasta llegar a la primera, la original, el comienzo: vamos del perro o el pájaro a los chistes y los dichos, las amigas, los libros, las películas, y así hasta regresar a la frase primera, antes de suspender la conversación y despedirnos con la promesa de, muy pronto, reiniciar.
1 comentario:
y si eh! interesante analogía, cierta situación, frase o recuerdo te lleva a otro orden del pensamiento, ¡un link intangible!
y mientras más pasa el tiempo por nosotros esos links se van haciendo más frecuentes...
¡saludos muchos!
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