Teoría de la naranja
Dice mi amiga que no hay una media naranja para cada uno de nosotros. Que eso es una mentira romántica: no hay una sola persona en el mundo que llene todas nuestras necesidades, nos complemente perfectamente. No hay tal. A lo que podemos aspirar, dice, es a encontrar gajos para formar nuestra naranja: muchos hombres (o mujeres, según el caso) que llenen diferentes aspectos de nuestra vida, deseos, necesidades, espacios; con los que compartamos determinados intereses, aspiraciones, puntos de vista; que nos enseñen algo, que aprendan algo de nosotros. Existe, sí, el gajo con el que puedas hablar de cine, otro con el que puedas hablar de libros, otro con el que puedas reír, el que te dé masajes, el que te haga sentir y habrá otro con el que sólo vayas a cenar, y otro, muy importante, es aquel con el que puedas llorar por todos los demás. A todos los puedes querer, a unos más, a otros menos. Lo práctico de la teoría, insiste, es que nunca vas a estar sola. En sus palabras (y hablando de un hombre con cierto no-sé-qué pero tal vez demasiado joven):
La Bruja dice:
No importa la edad
La Bruja dice:
Ese sería el gajo fresco y jugoso
La Bruja dice:
Y tendrás otros gajos maduros
La Bruja dice:
Y otros podridos
La Bruja dice:
Unos divertidos
La Bruja dice:
Otros ácidos y amargos
La Bruja dice:
Y unos demasiado empalagosos
La Bruja dice:
Unos simples
La Bruja dice:
Y unos muy interesantes
La Bruja dice:
Otros verdes
La Bruja dice:
Y otros secos
Rosario dice:
Hay tentativas de gajo
Rosario dice:
Gajos más grandes que otros
Rosario dice:
Gajos gordos
Rosario dice:
Gajos flacos
La Bruja dice:
En fin, hay que tener variedad.
Todos los derechos sobre esta teoría están reservados por Rosario.
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